Saturday 23 May 2015

B de Bélgica

Todo experto viajero prefiere dedicar su tiempo a cada ciudad, perderse por sus calles y explorar cada rinconcito con calma. Sin embargo, de vez en cuando, todos hacemos un viaje exprés de estos de vámonos-corriendo-que-no-nos-da-tiempo-ni-de-tomar-un-café-con-calma-que-hay-que-ir-a-echarse-otro-selfie-en-el-próximo-lugar-guiri-que-marca-la-ruta. Y qué mejor que un viaje a Bélgica en el que visitamos 4 ciudades en 3 días.

La excusa para este viaje fué nada menos que acoplarme a mi hermana y un amigo (Ferrán) que iban de viaje a Lieja. Allí nos esperaba Adri, otro amigo suyo que estaba de Erasmus allí. Adri fue un guía estupendo y en 3 días nos llevó de paseo por Lieja, Brujas, Gante y Bruselas. Corto pero intenso. ¡Y hasta nos dió tiempo de tomar el sol en la terraza después de comer!

Aquí mis acompañantes: Adri, Anna y Ferrán.
Anna con cara de "cómo publiques esto, habrá consecuencias".


Cosas que no puedes perderte en Lieja:
  • Las escaleras de la muerte. Nos propusimos contarlas pero después de las primeras 60 yo ya me desconté. Vale la pena subirlas y ver las bonitas vistas de la ciudad desde arriba. Incluso si te animas, al parecer a veces tienen carreras que terminan con la bonita subida de escaleras (para los torpes como yo, la leche está prácticamente asegurada).

  • Probar el licor típico de Lieja, el Pèkét. Este licor normalmente se mezcla con distintos zumos para darle el sabor que tú quieras a la bebida: limón, fresa, coco, pomelo, higo chumbo... 


  • Comer riquísimos gofres. En la tienda a la que nos llevó Adri hacían hasta gofres salados. Me estoy imaginando uno con queso y se me hace la boca agua... ¡Habrá que volver!


  • Hacerte fotos chorras con pseudo-aviones. 



Cosas que no puedes perderte en Brujas:
  • Perderte por todas las callecitas y rincones de la ciudad. Que no falten las visitas a los canales principales, pero no te olvides de salirte de la zona guiri y dejar a atrás al resto de turistas españoles que encontrarás... yo me pregunto si queda alguien en España o todas las fotos de la playa que cuelgan en en las redes las hacen con Photoshop. Sí, me da envidia veros tomando el sol. Y además envidia de la insana...


  • Encontrarte pizarras en las que escribir las cosas bonitas de la vida.


  • Mear con estilo. Para usar la mayoría de los baños públicos de Bélgica hay que pagar. Así que siempre está bien encontrar uno de estos para vaciar la vejiga "de gratis", siempre que seas un chico (o una chica con habilidades de equilibrista).



Cosas que no puedes perderte en Gante:
  • Comer más gofres. Merece la pena sentarse a comer los deliciosos gofres a la orilla de los canales. Si tienes tanta suerte cómo nosotros, igual ves cómo un tarado se tira en pelotas al agua fresquita para cumplir alguna apuesta (lo siento, no hay fotos de esto, oooooh...).


  • Probar la Gulden Draak. Nosotros la probamos en un pub (el Dulle Griet) conocido por servir cervezas en vasos especiales por los que tienes que dejar un zapato como fianza. El camarero se lleva tu zapato y lo pone en una cestita colgada del techo. Así se aseguran de que no vas a robar el vaso y salir corriendo.


  • Alucinar mientras una garza se zampa una rata cuál documental de La 2.


  • Visitar la feria y revivir momentos de juventud con la mini montaña rusa / dragón.



Cosas que no puedes perderte en el tren de camino a Bruselas:
  • Jugar a la fallera calavera. Ya soy una adicta más a este gran juego cuyo objetivo es recoger ingredientes para hacer una paella. Mientras, el resto de jugadores intentarán impedir que los consigas contraatacando con Ritas, aeropuertos fantasma (de Castellón, por supuesto) o la Dama d'Elche, entre otros.

 
  • Hacer una visita exprés a Lovaina. Entre Lieja y Bruselas, el tren para en Lovaina, una ciudad en la que descubres que están montando escenarios para un festival de música del cuál no estás informada... ¡Desastre!




Cosas que no puedes perderte en Bruselas:
  • Disfrutar de un festival de jazz en la Grand Place. Siempre está bien escuchar orquestas tocando al aire libre o ver una competición de baile entre una pareja bailando tango y unos chicos haciendo hip-hop, todo con la misma música y a la vez en el mismo escenario.


  • Alucinar con la cantidad de scouts que hay por toda la ciudad (y el país en general).


  • Alucinar todavía más con todas las tiendas de chocolate.


  • Comer en una cafetería repleta de post-it's, incluyendo en el baño. Quizá estar sentado en la taza te inspira y quieres dejar una poesía para la posteridad.


  • Hacerte selfies con las cosas más raras que encuentres en la ciudad.

El gato-bici.

Un cine super cuquis.

  • Y por supuesto, antes de irte, no te olvides de visitar el pub Delirium Tremens para probar la cerveza del mismo nombre. Sí, la del elefante rosita.




Espero que os sirva esta guía tan (in)útil de Bélgica. Ah, y muchas gracias a mis acompañantes por un viaje estupendo (¡y una cama gratis!). Nos vemos a la próxima... que todavía nos queda otro capítulo con B: "B de Budapest". ¡No os lo perdáis!

¡Hasta pronto! :)



Sunday 10 May 2015

6 cosas curiosas sobre mí

Hoy que el tiempo está regulero (miras por la ventana y no sabes si es Irlanda o Tailandia en la época del Monzón seguida de un solazo típico del Caribe), me ha dado por sentar el culo en la silla y descubrir que hace un par de meses que no publico nada. ¡Vaya desastre!
Para compensarte y que nos vayamos conociendo mejor, te voy a contar 6 cosas curiosas que puede que no sepas sobre mí.

1- Tengo dos dientes rotos. Uno de ellos me lo rompí cuando era pequeña, mientras preparaba la mesa antes de comer. Además de poner el mantel, al parecer incrusté también mis dientes en la mesa. La marca de mis palas sigue allí.

Mesa después del "incidente".

2- Conozco a Jack Gleeson, más conocido como el rey Joffrey en Juego de Tronos. O lo que es lo mismo, lo ví por la calle en Dublín mientras visitaba la ciudad con una amiga y le seguimos como dos taradas hasta que conseguimos una foto con él.

Joffrey, aliviado al saber que le dejaríamos empaz después de la foto.

3- Soy un pelín torpe. De hecho mis amigos han acuñado el término de “hacer una martada”, o sea hacer algo estúpido o liarla parda. Un ejemplo que me proporcionó un buen rato de risas mientras viajaba sola en el tren de vuelta a Irlanda, fue confundir un paquete de nata para cocinar con uno de zumo. Vaya decepción que me llevé cuando fuí a beberme "el zumo" con toda mi ilusión y descubrí que mi zumo no tenía pajita y encima era un paquete de nata.

4- Sé tocar las castañuelas. Desde que tenía 5 o 6 años y hasta que tendría unos 15, bailaba bailes regionales en Castellón. Y no, no hablo de flamenco, sino de jotas, boleros y fandangos.

Mini-Marta en modo folclórico.

5- He visto cerditos nacer y he ordeñado cabras. Mis padres tienen una casa muy rústica cerca del Peñagolosa y los vecinos son pastores. Así que cuando eres pequeña, no hay mayor alegría que adentrarse en el mundo animal.

Dos cabras, una en negro y otra en rosa.

6- Se me pegan muy fácilmente los acentos. Esto está muy bien cuando hablas inglés y los irlandeses creen que eres de aquí. Pero no mola tanto cuando pierdes tu propio acento en castellano o valenciano. La culpa es de la gallega y de la Carlet ;)

Os dejo con este aperitivo de cosas curiosas sobre mí y me voy corriendo a apuntar todas esas "martadas" que me van viniendo a la cabeza. Hay unas cuantas para escribir una entrada sobre ello... Probablemente un libro ;)

Feliz domingo y os animo a compartir vuestras "martadas" y sonrisas :)